jueves, octubre 13, 2005

de caminos

Hoy imaginé ir en un camión, de esos urbanos, azules y un tanto maltrechos. Entrar corriendo, tomar el barandal poco antes de que el chofer arranque de golpe y tambaleé a todos los ocupantes. No encontrar un lugar y tener que apretujarme para conseguir un pedacito de barra de la cual agarrarme para controlar las embestidas tras cada frene y arranque. Volteo y a mi derecha una mujer con la cara zurcada por el tiempo formando unas profundas líneas que le dan el aspecto de mil sonrisas y cientos de tragedias escondidas. Por la ventana, verde por el plástico adherido a ella, contemplo la avenida y un pulular constante de vehículos que retan y pierden siempre ante los gestos agresivos de nuestro desenfrenado conductor. Una parada, dos, tres y cuatro y el camión en vez de vaciarse un poco se llena cada vez más y el aire se recorta, se raciona y se llena de un olor viciado. Respiro el aire que exhaló mi vecino y el padece de la misma condición. Cinco y seis paradas, parece que no cabe nadie más, pero alguien logra encogerse otro tanto y se abre un pequeño hueco. Siete y ocho, difícilmente sé dónde está mi otra mano y con quién se ha enredado mi pie; podría pensarse que tanta gente afecta a la velocidad y descuido del transitar del camión, pero no. Seguimos y ahora son nueve, a mitad de la calle y habiendo cruzado cuatro carriles como si tuviera una avenida solitaria, el chofer casi colisiona en tres ocasiones. Mi paciencia se agota y entiendo que debo permanecer un poquito más... al llegar, no termino de bajar y el camión ya arranca. Vuelvo a respirar y espero el siguiente trayecto.

1 Comments:

At 4:52 p.m., Blogger RAYDIGON said...

"De caminos" y camiones jajaja

Que aventura mi niña...

Besitos de sabado.

 

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