lunes, abril 27, 2009

Y se escurre de mis dedos, de mis ojos, de mí. Se escurre sin que ninguno de mis esfuerzos pueda contenerlo, pueda motivarlo a permanecer.
Pensaba que entendía, pensé que podía entender. Imaginé que podía descifrar los rompecabezas que su rostro me mostraba ocasionalmente. Mi capacidad es limitada. Sus gestos se vuelven crípticos. Y al abrazarme, me deja ir.