lunes, enero 23, 2006

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Un cuarto casi sumergido en la penumbra. Lo rescata apenas la tenue luz de la pantalla. En mis oídos una canción dramática, de esas que te alegran porque puedes identificarte con ellas. Dentro de mi cabeza la continua negación a mi labor, el deseo de regresar no sé a qué, ni por dónde. Claramente no tengo nada claro.
No sé si seguir, son peligrosos los lugares a los que me arrastran las palabras, las ideas, los pensamientos. Si es cierto que un pensamiento altera la forma del agua y, por lo tanto, en mayor proporción a quien lo emite de manera constante y convincente para sí mismo, este camino de saturarme de ellos puede resultar en: a) un mangífico vuelo, o b) una estrepitosa caída. Bah, todo es cuestión de agarrar ritmo...

1 Comments:

At 5:06 a.m., Blogger RAYDIGON said...

A que profundo Ana Fer...

Besitos

 

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