jueves, noviembre 17, 2005

Tercera y cuasisofisticada lista

Bueno, la motivación fue mucha, jaja... Primero, la Licha reclama por la poca sofisticación de mi tan ociosa lista de las siglas y ayer viendo mi nueva serie de culto la buena Dra. Lewis sugirió algo que siempre he creído: el sentido del olfato es más agudo que el de la vista, pues tiene mucho más conexión con la memoria. O sea que es más fácil olvidar algo que viste que algo que oliste... y eso siempre me ha pasado. Así que, esta es una lista de olores más apreciados y en algunos casos, tiene que ver con aquello que evocan:

1. La tierra mojada. Preferentemente justo antes de llover o justo después.
2. El buen cloro (pero en albercas techadas)
3. El olor de un bolillo caliente. Me transporta inmediatamente a la cocina de mi primer casa.
4. El aroma del ponche me recuerda las posadas en la escuela.
5. Las bolsas de papel café (las gringas brownbags) tienen un olor que siempre me ha molestado pero me recuerda al verano de 1994 --> ¡muy buen verano!
6. Un auto nuevo
7. Las páginas nuevas de un libro al hojearlo
8. El olor de los pinos me recuerda pasar por la carretera México-Cuernavaca, casi llegando a Cuerna... mejor si es de noche/madrugada.
9. El perfume Hugo de hombre siempre me recuerda a mi papá aunque no lo usa ya.
10. El café con leche... mmmm... y me lleva siempre a Madrid.
11. El jugo de naranja de esos concentrados y obviamente saturados de pintura me recuerda a Dorados y las competencias en que los consumíamos en demasía.
12. Uy, el olor del pozole (se me hizo agua la boca) es de los más ricos que hay... He aquí la magia de los olores, generan no sólo recuerdos sino sensaciones.
13. Hay una pintura, no sé bien cuál hasta que toca mi nariz, que me recuerda un momento en que llegué a la que sería mi última casa en el D.F., me recargué en la ventana (en realidad, me subí a la cornisa) y observé desde ahí el jardín y lo que sería una nueva vida...
14. El olor de la miel de piloncillo, me recuerda mucho al zócalo de Tlalpan e ir a buscar buñuelos afuera de la iglesia. Creo que esos eran de los mejores días del año.
15. El azerrín me recuerda mucho un despacho en el que trabajó mi papá muchos años. El sitio era un misterio para mí pues tenía entradas y cuartos que me parecían escondidos. Era un lugar con poca luz al entrar, con sonidos llenos de eco y que siempre encerró cosas interesantes.


Es lo que por el momento se me viene a la cabeza. Con el ejercicio me di cuenta que son también colores, sabores los que me generan ideas... no sé, hay muchas cosas que nos componen por sensaciones o impresiones aparentemente insignificantes.

9 Comments:

At 12:47 p.m., Anonymous Anónimo said...

Tienes mucha razón en cuanto a lo de los olores y los recuerdos, pero precisamente a mi me cuesta recordar, ese lazo entre un olor y un recuerdo, porque son cosas de las que nada mas soy conciente cuando estoy expuesto al olor.

 
At 1:08 p.m., Blogger Ana Molkas said...

Ese fue, de hecho, un conflicto al escribir la lista. No tenía todos los olores a la mano... fue un proceso de días. Qué raras jugadas tiene la mente, ¿no?

 
At 11:40 p.m., Blogger ivonne (vakita) said...

Toda la razón!!, yo amo mi nariz y los recuerdos que me provoca. Cada vez que huelo algo que me trae una sensación, no me canso hasta reconocer de dónde viene y porqué me la provoca.

Me encantó tu lista, yo batallaría un buen en hacer una de estas, nome tomaría días sino meses!!!

Con cariño
La vakita

 
At 7:55 a.m., Anonymous Anónimo said...

anafrenanda tus extañas listas remitidoras de sonidos olores sabores y colores notese la falta de signos ortograficos ñaca ñaca me hace recordar que a veces tambien hay olores que no queremos recordar te acuerdas de la bandera jejejeje saludossssss

 
At 2:26 p.m., Blogger Roberto A. Juarez-Garza said...

Recuerdo aquel mensaje corporativo de Televsisa: "...cuando los olores se puedan transmitir por televisión, seremos los primeros en llevártelos". Aún así, no estoy de acuerdo con la Dra. Lewis {al menos circunscribiendo la aseveración a mi experiencia personal} ¿Es acaso 'más fácil olvidar algo que viste que algo que oliste'? Creo que sería al revés: es más fácil recordar algo que viste que algo que oliste. Sólo imaginemos una lista de las cosas que ves que te hacen recordar algo. Venga TOK!

 
At 7:00 a.m., Anonymous Anónimo said...

Es que ese es el problema de las listas... siempre quedan incompletas. En todo tenemos que ser selectivos, hasta en los olores que recordamos. Lo más extraño es que las cosas viejitas cambian de olor, lo has notado? Es como si los olores maduraran, como si se sintieran solos cuando no han sido olidos y decidieran cambiar ligeramente su aroma.

 
At 9:53 a.m., Blogger Cuatro said...

Concuerdo contigo, a mi el olor a alcohol y a hospital me recuerda a mi niñez y muchos tipos de juegos. (mis papás son doctores)

Sin embargo, creo que la nariz es superada por la piel, tiene más sensores que ningun otro sentido, solamente que al igual que la nariz o los oidos, no estamos acostumbrados a "pensar" con ellos, siempre haciendo caso de lo que nuestros ojos y oidos en ocasiones nos dicen.

 
At 2:57 a.m., Blogger Ana Molkas said...

Juárez,

Ese recurso de TOK fue malvado... tocó fibras sensibles jaja.
Aún así, insisto: la intensidad del efecto de recordar algo por medio de un olor es mayor que de algo captado por la vista. Pero me atendré a la posibilidad de las variaciones que cada individuo pueda tener.

Un abrazo.

 
At 4:28 p.m., Blogger Rodrigo said...

yo nunca pensé que el penetrante dulce aroma de una olla con 15-20 ajos pelados hirviendo, pudiera generar recuerdos gratos y casi tangibles, como en mi caso...¿porqué? mi primer mes en un suburbio, fuera del Seoul político, con una familia a toda madre a la que le atribuyo un choque cultural muy digerible a mi estancia en tierras Han.

saludos Ana.

 

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